19.9.06
Cuento 2 (de verano)


"Memorias de un inmortal"


Cuando desperté de mi profundo sueño, pude apreciar sobre la mesa una extraña correspondencia. Su extrañeza se debía a que ignoraba como había podido llegar hasta allí , no recordaba haberla recogido. Era un simple sobre de papel (aunque muy gastado y antiguo) que por supuesto contenía una carta. Paso a deslumbrar lo que aquellas líneas me develaron , pues fue aún mas extraño lo que sentí luego de leerlas que la sensación que tuve cuando vi aquél sobre posado en mi mesa. Las palabras que siguen tratarán de ser lo mas fieles posibles a las contenidas en la carta que hallé.


Los barrotes de la celda eran inamovibles , intenté forzarlos pero no pude, aunque mis esfuerzos no fueron muy elocuentes. Por alguna razón sentía justificada mi presencia en aquél lugar, aunque ignoraba porqué me encontraba allí ; ni siquiera recordaba mi pasado mas próximo. Me senté frente a la única ventana que poseía una de las paredes de aquél rectángulo de cemento. Allí dejé que el día se apagara, mientras el sol , que de a poco se iba ocultando, me golpeaba con sus rayos en pleno rostro. Cuando la noche ya era un hecho pude observar , a pesar de la escasa luz, un pequeño manuscrito debajo de la cama. Éste parecía bastante viejo , como los de antaño, y decía lo siguiente: “Me dirigì a la tienda , aunque realmente aborrezco frecuentar por allí. Detesto ver a los comerciantes con sus rostros plebeyos, inundando la pequeña ciudad. Las caras de las gentes me resultan no menos grotescas que las descripciones de las criaturas que , dicen, habitaban en el nuevo continente. Pero debo mirarlas cada vez que salgo. Los pasajes estàn inundados de reos sueltos , que fueron encarcelados y liberados. Creo que aquì es necesario que surja un nuevo Rey , para que cure el mal endémico que invade nuestro orden…se acerca una nueva revolución y debemos combatirla…”
El manuscrito era aún mas extenso y me animo a decir que parecía provenir del siglo pasado, aunque extrañamente la letra me parecía familiar.Decidí dormir un poco, ya que me encontraba muy cansado.
Unas horas después fui despertado por un guardia cárcel , ignoraba cuanto había dormido; éste me obligó a dirigirme a un supuesto comedor . Aquèl lugar era grotesco no tanto por la falta de limpieza que denostaba ,como por las caras desagradables que allí me observaban. En ese momento pensé que era un nuevo habitante en aquella cárcel , y que no debía llevar mucho tiempo allí. Esto supuse luego de observar cómo los demás presos me miraban con cierto desprecio; comprobé que no eran falsos los comentarios que la mayoría de la gente hace con respecto al hecho de ser nuevo , extraño en algún lugar ; comprobé que era la primera vez en mi vida que me encontraba allí. Recibí un plato de madera sucio y me dirigí a una especie de estante de madera, donde un individuo grotesco y mal oliente me sirvió una ración de comida. Cuando giré con todo mi cuerpo para buscar un asiento, pude apreciar con plenitud todo el salón comedor .Era inmenso, y provocó en mi pecho un escalofriante calor , más cuando noté que me seguían observando. Tuve la sensación de que todos me conocían; tuve la sensación de ser yo mismo el que ignoraba quién era. Si antes pensaba que no hacía mucho que me encontraba en aquél lugar , ahora podía asegurar todo lo contrario; después de todo ignoraba mi pasado. Conseguí un asiento al lado de un viejo demacrado ,que se alejo a paso agigantados ni bien apoyé mi plato sobre la mesa, frente a mí dos carceleros me miraban y hablaban entre ellos. De pronto descubrí que me encontraba solo en la mesa, y que dos individuos que jamás pude ver me tomaron de mis hombros e incrustaron un puñal en el medio de mi pecho…
Famoso es el dicho que asevera que cuando un hombre está a punto de morir , toda su vida pasa delante de sus ojos. Puedo asegurar que aquél dicho es real…puedo asegurar que es casi divino. Mientras caía pude verme en un humilde hogar , supongo que en el lejano oriente, junto con una mujer de pelo negro que curaba mis heridas; pude verme batallando como soldado en una guerra contra no sé que imperio de occidente; pude verme sentado escribiendo en un idioma que desconozco ; pude verme debatir en un parlamento el destino de un estado absolutista; pude verme discutir contra Aristóteles la validez de la paradoja de Zenón; pude verme nuevamente sentado escribiendo en un papel similar al que encontré en mi celda.
Todas esas imágenes (no sé si llamarlas solo imágenes) no respondían al orden aquí mencionado, sino que se hacían presentes de manera desordenada y todas al mismo tiempo, como si todos los espejos del mundo se enfrentaran entre sí reflejando una imagen que se multiplica hasta el infinito . Tuve la sensación de que aquellas pertenecían a tiempos diferentes y no a un sueño, preferí pensar que eran hombres diferentes los que allí veía , pero no pude negar que eran uno solo; me di cuenta de que era inmortal. Deduje que hacía un siglo que me encontraba en esa celda y que nadie podía entender cómo seguía vivo. Por eso intentaron matarme , ya que para todo hombre lo extraño es digno de ser amenazante(…) Cuando me levanté y retiré el puñal de mi pecho , dos guardia cárceles me sujetaron resignados y me arrojaron fuera de la fortaleza.”Has cumplido tu sentencia” dijo uno , mientras la gigantesca puerta de entrada se cerrada precipitadamente.
Se preguntarán como no fui objeto de espectáculo, después de todo , allí habian descubierto a un inmortal. La verdad es que ya no lo recuerdo , ya no recuerdo que fue lo que pasó todo ese tiempo que estuve encerrado…>>


El tono que percibí en aquella carta me fue muy familiar ,y fue la respuesta al origen de la cicatriz que llevo en mi pecho. De pronto recordé un cuento de Borges que trataba sobre los inmortales , donde se reflejaba que ser inmortal es ser todos los hombres en el tiempo y a su vez es ser nadie. Entendí mi castigo , estaba condenado a vivir toda la eternidad sin identidad. ¿Quién podría recordar un pasado infinito, donde el tiempo nos obliga a portar cada una de las mascaras que el hombre a asumido a lo largo de la historia? Solo una memoria infinita podría llegar a recordar , pero nosotros los inmortales jamás hemos podido adquirirla.Pero aunque la tuvieramos ¿Qué hariamos con ella? ¿Qué sentido tiene recordar un pasado que ya no se corresponde con el presente?. Los mortales han valorado en estos últimos siglos el atributo de la experiencia , no por casualidad Bacon a escrito que los antiguos son los jóvenes del mundo y los modernos (los pertenecientes a nuestro tiempo) los ancianos y ricos en experiencia. Pero la experiencia no nos sirve a nosotros, que condenados a ser infinitos, somos incapaces de sentir la felicidad del momento único e irrepetible…nuestro único consuelo es el olvido.
Entendí que yo mismo esribí esa carta y que yo mismo decidí perderla, pero ahora comprendí que aún siendo inmortal poseo la necesidad de saber de mis pasados. ¿Acaso es posible vivir sin él? No podemos vivir sin pasado , y son embargo tampoco podemos aceptar que parte de él está fuera de todo presente, la sensación de vivir fuera de todo tiempo nos hace mediocres . Cada siglo escribo una carta donde relato algo de quién era hasta ese entonces, o de lo último que viví antes de que el olvido me aplome. Pues vivimos entre lo que fuimos, somos y seremos sin saber en donde situarnos. Pero no podemos escribir todo lo vivido , por lo que mis recuerdos se llenan de imágenes falsas, ni siquiera sé que parte de mi historia es real y cuál imaginaria. De vez en cuando intento quitarme la vida , para que la imágenes fluyan de mi mente, sin embargo ya saben que vuelvo a olvidarlas; ojalá dios se equivoque algún día me dé muerte por fin.
Por ahora sigo buscando aquél río del que me habla Borges , aquél que nos dá la mortalidad; según él , existe uno que la concede y uno que la suprime. Quizá yo haya sido Borges; quizá yo incluí esa información porque de verdad existe y tomé de sus aguas; quizá yo soy tú y estoy leyendo esto para recordarme…quizá recupere mi mortalidad…quién sabe.

 
posted by Santiago Mazzuchini at 00:25 | Permalink |


4 Comments:


  • At 10:51 a.m., Blogger Natalia J.

    que grande amigo!!! el cuento es lo tuyo ( en privado, las crìticas, en publico los elogios jjajajajajaj)no! en serio!! orgullosisima.

     
  • At 10:54 a.m., Blogger Natalia J.

    ¿La inmortalidad? Permanecer en el recuerdo de la humanidad. Beethoven, Platón, Einstein, Juana de Arco..tod@s ell@s son inmortales.

     
  • At 1:16 p.m., Anonymous Anónimo

    Syd Field define la escritura como un proceso empírico. Y sí...sos un claro ejemplo de ello. Cada cuento, poema, ensayo que redactás es mejor que el anterior. En cada palabra que esbozas aquí, no solo te das a conocer a los demás sino que aprendés un poco más de vos mismo. Tenés un DON pibe....sí, con mayúsculas. Espero que lo sigas perfeccionando día a día y que nunca dejes de hacer aquello que te gusta.
    El límite ya no es el cielo, sino estaríamos limitados desde un principio...
    En fin, y como diría una banda amiga: “Quizá lo que cante esté mal, pero aún así seguiré cantando, aunque mis sueños sean equivocados, seguiré soñando…después de todo somos aquel fuego que iluma el cielo y nadie nos podrá apagar...Jamás”.
    Lyla!
    PD: Ya no sos el único que contempla el sol...

     
  • At 1:21 p.m., Blogger Amaranta

    Imagino que conocés el poema, pero te lo dejo como guiño.
    Para mí Borges es fundamental.
    Mi "ética" está en el poema "Los justos" y mi temple predilecto en "llaneza", mi concepción de la literatura en sus relatos...

    Acá te va:

    Alguien


    Un hombre trabajado por el tiempo,
    un hombre que ni siquiera espera la muerte
    (las pruebas de la muerte son estadísticas
    y nadie hay que no corra el albur
    de ser el primer inmortal),
    un hombre que ha aprendido a agradecer
    las modestas limosnas de los días:
    el sueño, la rutina, el sabor del agua,
    una no sospechada etimología,
    un verso latino o sajón,
    la memoria de una mujer que lo ha abandonado
    hace ya tantos años
    que hoy puede recordarla sin amargura,
    un hombre que no ignora que el presente
    ya es el porvenir y el olvido,
    un hombre que ha sido desleal
    y con el que fueron desleales,
    puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
    una misteriosa felicidad
    que no viene del lado de la esperanza
    sino de una antigua inocencia,
    de su propia raíz o de un dios disperso.

    Sabe que no debe mirarla de cerca,
    porque hay razones más terribles que tigres
    que le demostrarán su obligación
    de ser un desdichado,
    pero humildemente recibe
    esa felicidad, esa ráfaga.

    Quizá en la muerte para siempre seremos,
    cuando el polvo sea polvo,
    esa indescifrable raíz,
    de la cual para siempre crecerá,
    ecuánime o atroz,
    nuestro solitario cielo o infierno.