Un abrazo fuerte y sincero entre los dos fue lo último que dejó aquella madrugada en la boca del subte. Luego de eso jamás volví a presenciar tu rostro más que en la eterna repetición de la boca del subte, del abrazo, de la madrugada… esa imagen es el origen de todas las demás, el recuerdo de todos los recuerdos. El acto de abrazarnos, todos los actos.
Yo sentí que jamás podría realizarse una despedida en este mundo, porque aquella ya se había realizado en mi pecho, en mis pensamientos y en cada manifestación de voluntad, en cada recuerdo originado en esa imagen del subte.
Yo sé que estás en cada acto, me he encargado de que así sea y vos me dejaste tu Ser, me regalaste tu Ser, que se constituye por esa pequeña parte que se relacionaba con el mío y luego de tu partida pasó a ser parte de mí, una mezcla inevitable con mi piel ¿Pero acaso esa pequeña parte no es inmensa, infinita? Creo que es absurdo llamarla parte, es en vano decir que es pequeña, pues si de una imagen que fue acto he podido (hemos podido) conformar todos los recuerdos, todos los demás actos, entonces ni siquiera creo en despedidas…si en infinitos encuentros amigo mío, en recuerdos para toda la vida.
Santi
Ya lo había leído, me lo pasaste algún día, y me encantó. Tenés una sensibilidad increíble que no temés expresar de maneras tan brillantes como esta. Como decían en la escuela "siga asi" jaja.
Hacía mucho que no entraba a tu blog. Sigue lindo como siempre.
Un besote amigo, te quiere...
Van