27.6.10
Pequeño ensayo sobre el magma comunicacional

Hoy me hicieron una entrevista donde me preguntaron por mi relación con la universidad. La verdad es que toda rememoración es invención, y yo armo mi relato partiendo de que decidí estudiar periodismo luego de leer a Rodolfo Walsh, aunque luego supe que lo que quería era ser algo así como un investigador y un escritor sobre temas de comunicación y cultura (esta denominación, por supuesto, también es invención). La academia me dio muchas cosas, no sólo teóricas sino prácticas y no prácticas por el hecho de aprender a desempeñarme en el campo profesional sino que me ofreció un espacio de pertenencia, un lugar donde ser con los demás, actuar con los demás, y la posibilidad de pensar lo que se piensa y lo que se practica. Sin embargo, a veces creo que la facultad se encuentra sumergida en una especie de sentido común que no nos permite pensar en aperturas hacia otros espacios de la sociedad. Esto puede sonar paradójico, pero realmente creo que es así. Habitar la universidad significa no sólo una formación teórica sino también una especificidad de los modos de ser y de habitar el mundo, el problema es cuando esa especificidad se vuelve centrípeta y no permite que el pensamiento y la práctica estén abiertos hacia ese mundo. Después de todo, habitamos en una sociedad llena de complejidades, y complejidad no es lo difícil o lo complicado, sino lo que está tejido en conjunto y no puede diseccionarse.


Pensando desde mi carrera de comunicación, teniendo en cuenta que nuestro objeto de estudio es algo así como “la comunicación” creo que el problema está en creer que es algo muerto, cuando en realidad ella excede cualquier tipo de sedimentación en disciplinas. Castoriadis se cansó de decir que la sociedad, lo que llamamos nuestro mundo, es en el magma de significaciones imaginarias sociales ¿Qué carancho es el magma? Es una especie de trama que va tejiendo de manera indeterminada el sentido de lo que fuimos, somos y seremos. Es como una especie de río incontenible por cualquier represa, que puede precipitar ramificaciones hacia cualquier dirección. Claro que Castoriadis no era ningún posmoderno trasnochado, él también decía que ese magma era organizado de alguna manera, por una especie de lógica que hacía posible la sedimentación del sentido, es decir, pararle la mano al magma y decir “¡¡¡He aquí la comunicación!!!” o “Esto es una mesa loco”.


De alguna manera, la comunicación como carrera es una especie de lógica que compartimos todos/as los /as que allí habitamos, un lugar imaginario (porque no es otra cosa que la imaginación la que puede crear este objeto) que tiene consecuencias prácticas. Pero el problema está en que muchas veces naturalizamos estas cuestiones, creemos que somos una disciplina que tiene que tener la posta sobre los medios o la comunicación y nos encerramos en un mundo de heteronomía compartida , es decir, nos brindamos por entero a nuestro objeto sin reflexionar que éste está allí por nosotros/as y en nosotros/as, que es creación del imaginario radical como decía el querido-amigo-griego ¿Y qué es el imaginario radical? creación de Eidos, institución de un mundo de significaciones, formas que toman cuerpo en los sujetos y crean objetos que no están antes sino luego de este proceso (antes lo que hay es quilombo). Esta imaginación no proviene de la obra de Dios ni del espíritu santo, tampoco de una vanguarda iluminada, sino que se precipita a partir de nuestra imaginación e imaginario radical, de nuestra potencia creadora significante de cada uno de nosotros/as y del conjunto.


Por eso, no vale la pena matarse pensando hacia dónde vamos los estudiantes de comunicaciones o de donde venimos, sólo podemos tomar estos conjuntos lógicos como un espacio donde hacer pie, donde hacer comunidad, fondo común. Pero lo que puede partir de allí, eso sí que es indeterminado, es algo así como lo que se hace siendo ¿O acaso voy a pensar que cuando leí a Walsh sabía perfectamente que iba a escribir ésto?


Santiago Mazzuchini

 
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22.6.10
Intertextos
Suspensión

Suspensión, tu sonrisa, mía. En mis ojos, mirada de a dos. Un momento callando lo mismo. Horas. Noches. Hasta la aurora de tus abrazos. Cuando el amor, suspende el tiempo y la razón Mi casa, en tus brazos. Donde es inmensa la casa, Sol

Respiro, amor

Suspensión, bocanada de aire y un beso para dos. Cuerpo en el cuerpo, distancia que une una figura y un fondo. Mechón de pelo que oculta cada día una nueva piel. Precipitar la primavera con un respiro al mismo tiempo. Coagular el tiempo es suspensión, coagular con la mirada y hacer andar. Imaginación radical.

Luz y Santi

(Para leer a Luz, vean http://sumaqk.blogspot.com/)
 
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6.6.10
Un poema de amor peirciano
Flujo de momentos irrepetibles

reminiscencia sin coagulación

uno, otro, aquello, lo que está después

Besos, lengua, aire

olor a vos, labios húmedos

Ojos transparentes, opacos de re-enviar a un más allá

Libertad, amor, infinito
 
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