23.5.10
Ficciones
Joaquín en su diario personal

A veces miro mi jardín y pienso que faltan un par de Cannabis. Si fuera por mí, este lugar dejaría de ser careta. Le pondría un banquito de madera largo, como los que están en la plaza Irala, para sentarme todo el día a fumar y leer a Quevedo. Me gustaría ver el jardín lleno de escritores, con sombreros de copa larga y un poquito disfrazados, para darle un espíritu murguero. Que sea una gala literaria, fumona y con buena música. Que no se hable de plata, de banqueros ni burócratas del Estado. Que la hierba alimente nuestra imaginación y que Yo, el escritor más grande de todo Parque Patricios, me pare en una mesa a la expectativa de todos y grite la frase que más me gusta de Huart ¡¡¡No pienso seguir fumando en la cama sin ninguna idea en la cabeza!!!

Pero bueno, desde que lo cuida mamá, el jardín es un embole. Y yo extraño esas juntadas que armaba papá, donde venían todos sus amigos y jugaban al truco hasta las diez de la mañana, mientras el abuelo me leía a Góngora, a Quevedo, o jugábamos a que era Don Quijote.


 
posted by Santiago Mazzuchini at 17:29 | Permalink | 1 comments