10.1.10
Pensamientos en letra
Tristeza

Existen personas que dejan pasarla, como si fuera un colectivo que no va hacia el destino deseado (porque no es la linea indicada o no es el color de cartel correcto). Gente que a la tristeza le responde con una nariz de payaso bien puesta y la neutraliza; o con una sonrisa exagerada, para asustarla quizá, como la sonrisa de esos payasos enfermitos que aparecen en las pesadillas de los nenes miedosos. También están los que no ven la tristeza, quienes construyen un mundo aparte, arman de un pedazo de madera , a-martillazos, martillándose, martillando su cabeza, una realidad paralela. Y nadan en ese mundo viendo a los demás como arboles y vacas que están al costado de la ruta. Y qué decir de los que se ponen a llorar en la cama por ella, los que se dejan vencer, consumir, devorar por esas puntadas en el estómago y esa falta de aire que transforma al mundo en una náusea, en una figura de cera que está destinada a consumirse en una fogata.

Yo a la tristeza la dejo venir, sé que cuando se acerca, me tengo que quedar quieto y consumirla, beberla. Le pongo el cuerpo, dejo que ingrese por los poros de mi piel, que se cuele por mis ojos, que entre por mi boca. Yo me nutro de ella, la uso como impulso para caminar, es lo que me da vitalidad para producir su opuesto, para escribir pasajes y senderos, cavar surcos en lo real, dejar huellas en la figura de cera (cuanto más se derrite más se puede cambiar, volver a constituir).

Yo a la tristeza la necesito para escribir, que es lo mismo que decir que la preciso para ser feliz. Qué más da, cada uno construye su propio modo de ser humano.

Santiago Mazzuchini

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